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Bienvenido al blog de El Conde. En este espacio encontrará el reflejo de obscuras obsesiones, fuente y matriz que impulsan estas historias.
Historias de amores, de agonías, de ese absurdo que surge de la fusión entre realidad y las ideas.

domingo, 30 de mayo de 2010

La Grieta

-Vieja. Hay una grieta en la pared-
-¿Mmmm?
Si claro ahora no le das bola, vas a ver cuando te llegue al techo el quilombo que vas armar. Que por qué no te dije, por qué no te avisé.
Esa puta grieta fina y larga esperando ser descubierta. Una grieta con alma, corazón y esperanza de grieta. Nacida de la causalidad del error, la equivocación del destino material. Abismo de sólo mi mirada. Por ella no sale nada, sólo entra este espacio hacia otro tal vez lejano. Una grieta por donde irme despacio volatilizado en ojos furtivos.
Una simple grieta en la pared con la esperanza de colonizar el muro y ser toda grieta, todo espacio insondable. La esperanza inerte de una triste grieta, se puede decir que es como un tajo en el corazón que aunque sea un cliché, lo es. No sé si un día será reina de lo que no conoce, lo seguro es que no se cerrará, tiene al menos esa certeza que es más de lo que tengo yo, que se que no soy grieta. ¿O sí?
Es una saludable grieta como el culito de Ángel aquella noche en su departamento, como su boca, cálida y húmeda. Tal vez tenga también esta grieta una lengua juguetona que lo sabe todo, más que nada callar.
Acaso nazcan en ella flora y fauna propias, diminutos grietenses que una noche como esta invadan la habitación y me devoren festivos, como tal vez lo estén haciendo ahora, como estos pensamientos de mierda, porque eso también tienen las putas grietas, de dejar ver lo que nadie quiere ver y a veces hasta oír, los gemiditos cuando se la metía con fuerza, el chasquido de la humedad que lubrica esa hermosa y calentita grieta. En las grietas viven los sueños y las pesadillas.
Y esta vieja de mierda que no se calienta. Mañana seguro lo llama al pintor grandote de jeans ajustados, que casi no me contesta cuando le hablo, pero yo sé por qué, él también tiene su grieta. ¿Cómo mierda se llama?
-¿Vieja me has escuchado? ¡Hay una grieta en la pared!
-¡Dónde!- Sobresaltada se sienta en la cama.
- Ahí, donde está el clavo que sostiene el rosario. ¿Ves?
El Conde

1 comentario:

  1. Lo he leido varias veces, en cada una de ellas experimenté distintas sensaciones.
    Desde la oscura precisión de saber que todos tenemos una grieta oscura donde habitan sentidos que nadie conoce hasta encontrar en tu texto un relato que roza lo erótico.
    Tiene distintas voces, y todas son poderosas.
    Es segun el momento en que lo leas y el estado emocional del momento.

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